Insisto en el tema porque me parece que mi postura no quedó clara.
Decía Zack Sabbath, no sé si en su blog (¡ENLACE!) o en esa pequeña joya que es el Vornheim: The Complete City Kit, que estaba harto de leer descripciones de lugares que no aportaban nada más aparte de lo evidente.
No dejéis de comprar este libro: festival del humor.
Este es un vicio muy común en los suplementos dedicados a la ambientación: llenarlos de información total y absolutamente irrelevante y definir esta saturación de mamonadas como "riqueza". En esto los reyes siempre han sido los suplementos de Reinos Olvidados, sobre todo los de AD&D, pero nadie se libra. Ayer mismo estuve leyendo en el que ya ha pasado al olimpo de mis libros tróspidos (trospibooks) Throal: the Dwarf Kingdom dos o tres párrafos dedicados a la hora a la que se echan la siesta en el reino de Throal. Que, por cierto, para el que se esté mordiendo las uñas de intriga después de escuchar esto...
¡¡¡¡ATENCIÓN, SPOILERS!!!!
...se echan la siesta después de comer, es decir, a la hora de la siesta.
FIN DE LOS SPOILERS
Según la Real Academia de la Lengua Española (sí, la misma que cada año incluye más faltas de ortografía como formas correctas de escritura porque es la única forma de conseguir que los chavales escriban bien) relevante es importante, significativo. Y eso es justo lo que cuesta encontrar en las ambientacones: información relevante. A ver si nos entra en la cabeza que para que un libro sea bueno no hace falta que tenga más de 200 páginas, igual que para que una película sea buena no hace falta que dure más de hora y media o para que un polvo sea bueno no hace falta que dure más de 5 minutos. Más de eso supone inevitablemente insistir en lo mismo y caer en la repetición.
Por poner un ejemplo, esta la clásica descripción de un negocio en un suplemento de esos que aportan "riqueza" a una ambientación:
"El Zapato feliz": el zapato feliz es una zapatería. En esta zapatería se venden o remiendan zapatos. Pero no sólo zapatos, también botas, sandalias y mocasines e incluso a veces cinturones y otros artículos de cuero. También tienen recambios para lengueta, plantilla, pala, forro, punta, entresuela, suela, bóveda, tacón, tapa, contrafuerte, caña, collarín, y cordones, pero estos últimos sólo los hay en marrón.El zapatero es Aloisius Retuerto, un hombre caucasiano de 43 años 1 metro 68 de altura y complexión media. Es fácil reconocer que es un hombre porque tiene pene, aunque no se le ve debido a que suele llevar las piernas y la pelvis cubiertos por unos pantalones. Pero bueno, la voz grave, la nuez de adán, algo de calvicie y el abundante bello facial no dejan lugar a duda acerca de que se trata de un hombre. Aloisius suele hablar en voz alta, salvo cuando no quiere que se le oiga. En esos casos habla con voz más baja. Al ser zapatero, repara y vende zapatos y suele trabajar detrás del mostrador. Los clientes no pueden pasar detrás del mostrador porque es costumbre que detrás del mostrador sólo pueda entrar el dueño de un negocio...
Y así puedo rellenar todas las páginas que hagan falta. ¿Es riqueza? No, es un coñazo, es una sarta de obviedades. No necesito que me expliquen nada de lo que pone ahí. Si vas a dedicar unas palabras a una zapatería que sea por algo, apórtame información relevante. Por ejemplo:
"El Zapato Triste": El zapatero es un viejo siniestro. Hace zapatos de piel humana, pero la materia prima la pone el cliente.
Ya está. No hace falta más. Y quien dice una zapatería dice un lago (de aguas critalinas, etc, etc...), una plaza (el suelo está adoquinado, etc, etc...), un personaje no jugador (dejó los estudios a los catorce porque se le atravesaron las matemáticas, etc, etc...) o mi favorita: la descripción de los humanos en el capítulo de razas. Ésa me encanta. Menos mal que la ponen porque si no no seríamos capaces de imaginarnos cómo son.
¡¿Zombi?!
No, modelo que no leyó las instrucciones de los zapatos.
Un día de estos escribiré una ambientación que no ocupe más de diez páginas. Y os aseguro que no echaréis nada en falta.