¡Ja! ¿Lo pilláis? Ja, ja... ja... No, no lo habéis pillado. Dadle una pensada. Lamentablemente, me he dado cuenta de que tengo ideas propias sobre el asunto del sexismo en el rol así que, como diría Pablo Motos: "Ahora yo, ahora yo, miradme a mí, miradme a mí".
Entrada en el charco en 3, 2, 1...
El rol, como muchas otras cosas en la vida, es cuestión de géneros. En todos los sentidos. Hay géneros que gustan a unos géneros y géneros que gustan a otros géneros. ¿Se puede decir que el rol es sexista? Yo creo que no. Es juzgar el todo por algunas de sus partes, y nunca mejor dicho. Todo depende del juego, porque, sí, hay más de uno. Flipad.
Hay juegos de espada, brujería y pechugonas de los que podríamos decir que sí, son sexistas. Claro que hay que entender que van dirigidos a hombres, quieren que los hombres los compren y para eso ponen un buen par de reclamos en todas las portadas. Igual que pasa con cientos de miles de productos que hay por el mundo. ¿Son sexistas los helados? No, pero bien que hacen anuncios con señoritas comiéndose cornetes como si en realidad fueran calipos. Del mismo modo hay otros juegos que no buscan ese público ¿Cuántas mujeres semidesnudas se ven en los manuales de La llamada de Cthulhu? Tirando a pocas. Ahí las mujeres van tapadas hasta el cogote. Algunas hasta tienen gafas, como insinuando que tienen estudios. Una cosa loquísima. ¿Y qué pasa con juegos como Blue Rose? ¿Son sexistas porque buscan a las mujeres y echan para atrás a los hombres? Y luego están los juegos puramente históricos donde se da el curioso fenómeno del "quiero jugar en el Siglo de Oro pero sin que la mujer sea un ciudadano de segunda". Entonces no, no quieres jugar en el Siglo de Oro, querrás jugar en Tierra-2 o algo así de marciano.
No me sorprende que, al ver en portada o ilustraciones anteriores a una maciza prácticamente en pelotas, las mujeres no se vean representadas en ellas, como yo tampoco me veo representado por esos tipos musculosos con todo el pelo en la cabeza, ni un gramo de grasa y un cutis marmóreo. De todas formas yo pensaba que lo bueno de los juegos de rol era encarnar lo que no somos. Nadie te impide llevar un personaje feo, miope y entrado en carnes, pero eso ya lo haces a diario. A ver si nos entra en la cabeza que estar buena no es impedimento para ser un personaje interesante. Eso sí que es sexista. "Guapa" no es sinónimo de "tonta" como "fea" no lo es de "inteligente". Cuánto daño está haciendo Lena Dunham.
Sí, claro, ahora esto va a ser sexista...
Espera, me he equivocado de foto.
Robert E. Howard, el máximo exponente del género del que beben todos los juegos mazmorreros, ha dado varios ejemplos de tías macizas e interesantes que no se ajustaban precisamente a los estándares machistas. Belit, de La reina de la Costa Negra, andaba todo el día con los melones al viento, y no es lo que podría decirse una mujer sumisa. Y Sonia la Roja de Rogatino, la buena, la de verdad, la del sitio de Viena por Soleimán el Magnífico en La sombra del buitre, no llevaba un bikini de mallas, sino una armadura completa que ríete tú de la chapa de un Audi. Y cuando se la quitaba... jarrrrrrrrl-riau. Lo sé, soy un poeta, las palabras no tienen secretos para mí.
Esta se va acercando más a la auténtica.
También dicen que en los juegos de rol se representa a las mujeres como objetos sexuales, y yo digo que no. Se las representa como objeto de deseo, que no es lo mismo. Los juegos de rol no se caracterizan precisamente por el elevado número de relaciones sexuales que se mantienen durante las aventuras, quedando todo en un plano de fantaseo del lector, no de un papel impuesto a los personajes femeninos (ya sean jugadoras o no jugadoras). Y, además, para fantaseo en frío, que durante la partida no estás para esas zarandajas con tanto bicharraco intentando morderte las canillas.
Habrá que plantearse que a lo mejor un juego no es sexista en sí, sino la interpretación y el planteamiento que hacen de él los jugadores y jugadoras. Si ese es el caso lo tienes muy claro: búscate otro grupo de juego. Aprovecho así para confesar algo terrible: no dirijo igual a hombres que a mujeres, ni planteo las mismas historias o conflictos. ¿Y sabéis por qué? Porque soy un firme convencido de que hombres y mujeres somos diferentes. Cuidado, ni mejores, ni peores, sino diferentes; por más que lo guay sea intentar que seamos totalmente idénticos por todos los medios posibles.
También habrá que tener en cuenta que el 99% de los productos de rol (manuales y aventuras) están escritos e ilustrados por hombres. Cuando lo hacen mujeres se dan otros fenómenos igualmente interesantes. Rebecca Guay, por ejemplo, dibuja unas lánguidas estupendas, que eso sí es un modelo superchupi, el de la mujer con anemia. Desde aquí animo a todas las mujeres del mundo a lanzarse a la piscina y crear juegos que se ajusten a sus gustos y a su estilo. No vale quejarse y no hacer nada por solucionarlo. Y no, quejarse no es solucionarlo.
Dame un bocadillo, por favor...
Luego agárrate, porque el rol será una cosa muy mala, machista, sexista y xenófoba, pero se dan fenómenos como el de 50 sombras de Grey, un libro que, por lo que he leído en prensa y visto en informativos no es precisamente un ejemplo de respeto a la mujer. Y se vende como churros. ¿Entre hombres? No, majos y majas, entre mujeres. WTF? ("WTF" o "¡Pachasco!" en la lengua de Cervantes).
En fin... Yo hay días que leo G+ y, por las cosas que publica la gente, parece que vivimos en Irán. No sé si será que yo estoy en la parra y no me entero de nada o que he tenido la inmensa suerte de vivir entre las cuatro personas tolerantes que hay en toda España.
Hala, a despellejar.